Era desastre, caos y una buena cantidad de libros a medio terminar. Era equilibrio, plenitud y disciplina. Chocaban venturosos y corrían entre dos aguas sin temor a salpicar. Respiraban fuerte, irradiaban calor y dominaban articulaciones, huesos, pulmones y, por muy poco, casi corazón. Latían juntos y algún ventrículo dejaba de funcionar cuando se notaban distantes. Eran (casi) todo lo que ella siempre quiso. Eran (casi) todo lo que él siempre negó.
Y emulando un microcuento: un día al despertar, ella ya nunca estaba ahí.
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