17.4.16

Significar paz


Nos prometimos recorrer el mundo y no dejar nunca que la línea del horizonte trucase nuestros planes. Parecía fácil: como mínimo un viaje al año. Empezamos en Roma, después fue Varsovia e, incluso, divagamos sobre pasar un verano al son de los ritmos cubanos, viajando en el tiempo y quizás, quedándonos allí para siempre.

Luego llegaron las prisas, los agobios, los domingos incesantes y los viernes rutinarios y dijimos que no a aquella vida. Tuvimos algunas ensoñaciones ambientadas en el Trastévere, en aquellas librerías infinitas en las que flotaban versos de Dante y alguien contaba muy bajito la historia de Pinocchio. Nos montamos en barcos y en aviones imaginarios y huimos a  una playa, al fin del mundo, a donde fuese posible ser feliz a punto de cumplir el cuarto de siglo, donde nos meciesen las olas y, por primera vez, fueses capaz de pensar solo en ti. Y sí, lo logramos, Irene. Te prometo que lo logramos.

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