Eres
maravillosa pero hay días en los que corres, saltas y gritas demasiado. Hay
días en los que eres tan sofisticada como me imagino a las señoritas burguesas
londinenses a la hora del té. Ríes dulce y lloras en silencio, con tus labios
gruesos templados, como una fruta a punto de madurar. Eres maravillosa y tu
boca es maravillosa pero…
Eres
maravillosa porque siempre quieres ir más allá pero tengo que reconocer que hay
instantes en los que tu conformismo me abruma. Eres maravillosa por nuestras
noches en círculo repitiendo meticulosamente conversaciones y movimientos. Eres
maravillosa pero a veces rítmica y otras, monótona. Eres maravillosa pero
cambiante y temperamental. A veces.
Eres
maravillosa pero creo que hay alguien que me interesa más. Eres maravillosa pero
no sé si podríamos ser amigos. Eres maravillosa pero soy cobarde y quiero y no
quiero y te vuelvo a odiar de nuevo. Eres maravillosa por tu voz dulce al otro
lado del teléfono pero a veces extraño que no me llames. Eres maravillosamente
compleja y siempre piensas cinco o seis veces antes de actuar. Eres calmada
pero impulsiva, aunque a veces extrañe tus abrazos más de lo permitido.
Eres
gacela y también tortuga, eres mi casa. Maravillosa en los tres casos pero
demasiado instintiva en cualquiera de ellos. Eres maravillosamente dolorosa y
también sanadora, pero hay tardes en las que necesito otra cosa. Eres empática,
cercana, suave… Pero siempre algo egoísta. Eres callada, maravillosamente
habladora con las manos, pero callada en todo lo demás.
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