Que la vida de los seres humanos es cíclica es algo que podríamos catalogar de verdad universal o de un resto del aprendizaje pendiente de un hilo que nos aporta la experiencia. Nacemos, crecemos, nos reproducimos y tiempo después, en el momento en el que almacenamos más experiencias, más conocimientos, más gente querida y más saber hacer, morimos. El ciclo es evidente entonces: nacemos indefensos, atemorizados, dependientes, involuntarios y morimos de igual manera, a pesar de creer que nuestro conocimiento del mundo nos ha hecho evolucionar.
Más allá de este ciclo que los pensadores apoyan con argumentaciones claras y la masa "comprende" por ciencia infusa, no todo se resume en tan poco. Cíclico es aquello que sigue un esquema preciso y que comienza y acaba en un mismo punto, pero ¿por qué darle importancia al dónde o el cómo empiezan y acaban las cosas?. La virtud está, como siempre, en detenerse en el término medio y saber que el cariño de tu familia, el proceso de crecimiento que cicatrizará en tus rodillas, las luces de neón iluminando las sonrisas de tus amigos, los amores de verano y los desamores de invierno, los lugares que visites, las personas que sin pena ni gloria pasen por tu vida, el extásis pleno cuando llega la alegría o la profunda tristeza...conforman realmente tu vida. Todo ello nos hace menos cíclicos o, al menos, resta importancia a que los seres humanos pretendamos resumir nuestra vida de modo tan sistemático.
Gracias por formar parte del término medio de mi vida.
...tan genial como siempre pequeña...:)
ResponderEliminar