Tengo la impresión de que no voy a escribir nada nuevo ni sorprendente, pero tras un parón me apetecía plasmar aquí lo primero que me viniese a la cabeza...
Adoro el verano por significar largos días de reencuentro y conversación. Por estar impregnado de ese olor a cloro y tintado del color de la sangría. Por llevar en el aire risas y más risas como marcando el compás de una canción pegadiza que suele carecer de significado pero que, sin duda,es capaz de despertar nuestros instintos más primarios.
Adoro que el verano suela ser "el mejor" cada vez que está a punto de consumirse, como en esta ocasión. Lo adoro porque sé que cada año mejora, no sé cómo lo consigue pero es así. Quizás su brevedad nos obligue a superarnos y conseguir que no haya precedentes a lo que estamos viviendo.
Por extraño que parezca, adoro que esto acabe por el buen sabor de boca que me llevo. No sabe a ninguna fruta de verano, ni siquiera sabe a helado. Es, simplemente, el sabor, el olor, la textura y el aspecto de todos y cada uno de los momentos que he vivido en estos tres meses.
Ayer escuché algo que me impulsó a escribir esto:
"No deberíamos pensar en que aún queda un año para que se vuelva a repetir, sino en que la vida nos habrá regalado un año más para preparar y hacer aún más inolvidable el próximo verano."
Como ya advertí, nada nuevo ni sorprendente.
Sé que el verano es genial pero creeme, el resto del año t lo vas a pasar en grande conmigo!tQ pequeña!
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