"Hermana, yo sí te creo"
Así ha nacido el gesto de sororidad que, esta vez y yendo contra su propia etimología, no conoce de géneros. Y qué suerte que así sea. Qué suerte que haya voces femeninas y masculinas, graves, pausadas, inteligentes y enrabietadas que muestren indignación. En medio de esta sociedad que, al ritmo de un individualismo devorador, muchas veces se olvida del otro, de lo que le duele al prójimo, del respeto que merece el vecino. Qué suerte que aún haya humanidad y que aún nos hierva la sangre cuando nos quieren hacer creer que la culpa, una vez más, la tenemos nosotras.
Qué recurrente aquello de argumentar que iba borracha, escotada, demasiado corta, demasiado sola, demasiado nocturna. Qué cansino. Qué rancio. Qué terrible que alguien pretenda defenderse alegando que después de una violación, la mujer ha seguido viviendo. ¿Debemos entender con ello que, tras de ser agredida, una chica de 18 años debe esconderse, taparse, evitar reírse o viajar...?
La traducción más o menos literal de todo esto podría ser: después de desgarrarte, niégate la libertad. Simplemente por ser mujer y querer salir hacia adelante. Y porque alguien espera que no saques fuerzas y no denuncies. Quieren que esto frene tu vida, te aísle y convivas durante el resto de tu existencia con la sensación de ser un trozo de carne, manoseado y sucio.
Por suerte, la mayoría de nosotrxs te cree. Cree que esas cinco bestias te forzaron, te penetraron, te partieron la vida por la mitad en poco más de veinte minutos. Por suerte, tu defensa ha conseguido sacar a relucir una sociedad sensible, empática y concienciada con la integridad de las mujeres. Por suerte, tu relato ha hecho salir a la palestra muchos más casos que, por desgracia, también han debido soportar el peso de miradas inquisidoras antes de emerger de la garganta asfixiada de otras hermanas.
Seas quien seas, te llames como te llames, tengas la edad que tengas, estés o no en una relación, sangren o no tus heridas, esté tu dolor reciente o se haya apaciguado con el tiempo: atrévete a decirlo.
Hermanas, sí os creemos.
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