3.12.11

Donde los trenes van a morir

Crujen las traviesas de la vía y el inmenso esqueleto metálico que se despliega ante nosotros se tambalea por unos instantes. Se apagan las luces, se desvanecen los cuerpos, se rozan los labios... Los rostros cubiertos con la perfección pictórica de los besos que se suponen para quien los mira. Los dedos se deslizan de una manera humanamente imperfecta hasta alcanzar un lugar alejado de la estación, a años luz en el tiempo y en el espacio. Al escoger la distancia, las pestañas balancean el aire, resquebrajando las miradas que buscan detenernos, al igual que se detienen los trenes. Irrumpe en la estación el último del día y me preguntas dónde van a morir los trenes. Me haces sonreir y, sin más, te desvaneces entre el resto de cuerpos que no significan nada, ni siquiera adiós.

1 comentario:

  1. donde mueren las ganas, allí van, tus ganas, duraderas e imperceptibles cosas que fracasan o siguen, con espacio o sin tiempo, tus ganas sin espera, allí van :)

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