17.6.11

Cuando las fronteras se disipan

Podría decir que nunca hice demasiado caso a quien hablaba de fronteras y de muros infranqueables que separaban lugares, culturas y vidas. Pensé, más bien, que se trataba de una burda construcción social que nada tenía que ver con la realidad. Mi perspectiva idealista se negaba a asumir que sí existen fronteras, sobre todo barreras mentales. Hay fronteras físicas que se convierten en mentales y que, con vivencias y tiempo, terminan por desaparecer.

Pues bien, hace tiempo aseguraba con toda la firmeza que podía permitirme rozar la mayoría de edad que mi casa siempre sería el lugar en el que había permanecido toda mi vida. “Como en casa, en ningún sitio”, proclamaban las que, para mí, eran las personas más sabias. Tenía la plena seguridad de que existían unos lazos fuertemente tensados que te hacían situarte inmóvil en aquello que llamaban TU ciudad. Y si conseguías viajar a otro lugar, aquellos lazos rodeaban tu mente y la morriña comenzaba a rondar tu cabeza. Las fronteras estaban allí: todo lo que estuviese fuera de aquel lugar, no estaba destinado a formar parte de mi vida; no al menos como algo más que un bonito recuerdo.

Pues bien, hoy aseguro con toda la firmeza que me permite rozar la veintena que mi casa ya no se sitúa en una única ciudad, que estoy más cerca de esa utópica “ciudadana del mundo”. Ya no creo en aquellas frases hechas que ni siquiera identifico con un lugar concreto. Tengo la seguridad de que existen unos lazos que nacen en el momento en el que olvidas aquellas fronteras que te hacen pertenecer a un sólo lugar. Y si te instalas en otra ciudad por exigencias de ese guión caprichoso que la vida nos dicta, tras dos años las fronteras se han disipado y has establecido vínculos con otras personas; algunas de las personas más importantes que traspasaron fronteras.
 
Cuando las fronteras se disipan, quieres más y mejor. No sólo aprovechas cada minuto en cualquier lugar en el que te encuentres, sino que además te sientes más cerca de lo que te ha rodeado siempre. Parece que te vas a comer el mundo a base de querer a gente que aparece en un momento adecuado de tu vida. Quieres arrasar con las fronteras a base de construir hogares en cualquier parte.




A los de siempre y a los de ahora...

1 comentario:

  1. Somos ciudadanos del mundo! y ya podemos estar aquí o allá que será nuestro lo que deba serlo. En la enormidad los monstruos mueren y los de aqui, los de ahora, los de allí, los de siempre, nos hacen grandes, enormes para matar a los monstruos. Nuestro corazoncito está dividido y rellenamos, de cositas importantes provengan de dónde sea. Quizás lo peor d disipar fronteras, sea la distancia...de los que llegaron en el momento justo :)

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