De un tiempo a esta parte he comprendido que la cobardía es uno de los peores defectos humanos. Con ello, no me refiero a la falta de valor para enfrentarse a los riesgos o a la propia muerte, sino a la cobardía a la hora de dar todo de ti mismo. El impulso fallido de hacer algo que, por nimio que sea, termina reconciliándote con una parte de tu persona.
Lo peor de ser cobardes es sentirse irremediablemente unido al arrepentimiento... ¡cuánto odio arrepentirme! Eso sí, el arrepentimiento por aquello que no he tenido el valor de hacer. Odio con todas mis fuerzas mirarme al espejo, en ese momento en el que la máscara de pestañas forma un velo difuminando mis ojos, y preguntarle a mi reflejo...¿y si...?
"¿Y si...?" también va unido a la cobardía personal y, por lo tanto, al arrepentimiento. El "¿y si...?" es, quizás, una de las peores consecuencias del que es, para mí, uo de los muchos defectos humanos. No sólo significa que te arrepientes por no haber hecho algo, sino que es posible que acabes de perder un "tren" o, en el peor de los casos, que tu felicidad se aleja vertiginosamente del lugar en el que tú te limitas a observar.
Ojalá el mundo fuese más sencillo o yo menos cobarde o, seguramente, deba ser menos llorona. A veces, cuando hago recuento de las veces que me pregunto "¿y si...?" procuro aislar la idea de que se trata de oportunidades rechazadas. A pesar de todo sé que enn el fondo han ido cayendo una tras otra las opciones para ser feliz.
Ese miedo desorbitado al "fracaso" me hace fracasar sistemáticamente, mientras yo me limito a quejarme ante todo aquel dispuesto a escuchar. Otras veces, ni siquiera me quejo y me acurruco en un sofá, hundida entre un par de mantas de cuadros, con la mirada fija en la televisión en "stand by" y el olor de una fábrica azucarera ambientando la escena. Por alguna extraña razón, esta situación consigue transportarme a un pub de mi ciudad, a Madrid, al cercanías, a alguna casa y a la compañía de algunas personas. En definitiva, me acerco a cada oportunidad rechazada. Todo, por ser cobarde.
¿Y si...? Da igual, sólo se trata de ser feliz.
Lo pasado pasado está y el futuro ya llegará. Lo que importa es el presente. Disfrutalo.
ResponderEliminarTe echo de menos pequeña...llevo unos días que necesito más que nada en el mundo una charlita de las nuestras. Prefiero que sea en persona, ahora odio el teléfono asi que...no eres cobarde, todo el mundo tiene miedo. Te quiero.
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