22.12.15

Ser feminista (sin letra pequeña)

¿Sabes lo que es sentirse siempre un reflejo de otro, una mera acompañante, el pilar en el que se sostienen, el miedo, la sensibilidad, la musa? Por suerte yo no lo sé y tú, que lees esto, probablemente tampoco. Habría que preguntarle a Simone de Beauvoir, Violette Leduc, Emily Davison, las sufragistas británicas y tantas y tantas mujeres que lucharon porque hoy nos sepamos independientes, capaces e iguales.

La película Sufragistas muestra la lucha de esas mujeres que a principios del siglo XX vivían por y para sus familias, no tenían ninguna autoridad sobre sus propios hijos, trabajaban en condiciones infrahumanas y se veían obligadas a que sus vidas discurriesen sin pena ni gloria. Ellas que lucharon durante años por conseguir el derecho a votar, que no es más ni menos que el derecho a decidir sobre lo que queremos para nuestras vidas. Casi nada.

Impacta saber que en países que consideramos del primer (o primerísimo) mundo como Suiza, las mujeres no pudieron acudir a las urnas hasta la década de los 70. Y es que en un contexto en el que ni tú misma puedes decidir quiénes te gobiernan, qué difícil tuvo que ser sacar fortaleza y garra para ponerse el mundo por montera y decir ¡BASTA! Basta en un momento en el que otras mujeres podían llamarte 'zorra' o 'puta', entre otras lindezas, por el simple hecho de defender tus derechos y los suyos, dicho sea de paso.

Una realidad increíble que sigue teniendo su reflejo en la sociedad actual: en esas personas, hombres y mujeres, que dicen no ser feministas. "Yo soy humanista, no feminista", declaró en una entrevista Meryl Streep hace tan solo unas semanas. ¿Humanista de qué? Por evitar una etiqueta, mal entendida por muchos, prefieren decir que no son feministas, que no se unen a ese grupo de 'histéricas' que quieren acabar con el género masculino... (entiéndase la ironía)

Pero, por favor, ¿saben realmente lo que significa ser feminista? Buscar igualdad, admirar a quienes se dejaron la vida por ganarse algunos de nuestros derechos fundamentales, respetar a nuestras abuelas que vivieron la más injusta de las desigualdades...

Ser feminista es, en mi opinión, rendir un tributo a la justicia y darse cuenta de que aún existe una brecha salarial entre hombres y mujeres en la empresa privada. Es comprender que no hay rosas ni azules, ni Barbies ni coches. Ser feminista es educar en la igualdad y es ser consciente de que nadie que nos ame nos puede faltar al respeto. Ser feminista es saber que faltan mujeres en los puestos directivos en las empresas y que es una vergüenza que un gobierno paritario aún siga siendo noticia. Ser feminista es lamentar que solo 14 mujeres hayan ganado el Premio Nobel de Literatura y que en tantos países se obligue a vestir con burkas o hiyabs. Ser feminista es sentir la presión del techo de cristal y saber que un embarazo aún puede poner en peligro tu puesto de trabajo. Ser feminista es querer decidir sobre nuestros cuerpos. Ser feminista es tener el alma desgarrada por las mujeres que mueren víctimas de la violencia machista...

Ser feminista es, en definitiva, ser consciente de lo que otras lucharon y de lo que aún nos queda por hacer.

Yo soy feminista. Y lo digo sin letra pequeña.

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