28.4.14

La mujer bonita es la que lucha

"Eres mucha mujer para mí" -dijo. Y con un atrevimiento canalla me traspasó la mirada y el pecho y abrió un canal desde la cintura hasta los muslos. "Porque lo soy", se me ocurrió pensar en voz alta y, a partir de ahí, todo se difuminó en aquel aura magnética que me inclinaba hacia su asiento de conductor. 
Me pregunté varias veces qué quisiste decirme con aquello. Dediqué varios quiebros de sueño para dar respuesta a la suma idiotez que inventaste como excusa y aquí estoy con la única y clara convicción de que eres poco hombre para el mundo. Y me cuestiono cuántos habrá como tú, cuántos se plantean en pleno siglo XXI que una mujer sea "demasiado" para ellos... Es que ¿acaso buscas a alguien que no sobrepase tus expectativas de complejidad limitada? o, en esta línea de pensamiento absurdo, ¿pretendes enamorar a alguien que no sea capaz de decidir por sí misma a partir del momento en el que entres en su vida?...como si el James Dean más rebelde y atractivo hubiese entrado en pantalla...¡ay, cuánto te equivocas...!

Lo cierto es que envuelta entre varias lecturas feministas y charlas con grandes mujeres, una se pregunta si todo este sinsentido no se basa en un miedo irracional hacia lo que tú, como hombre, no eres. Me explico, en el libro El género en disputa de la teórica feminista Judith Butler, la autora sentencia: "Ser mujer en el seno de una cultura masculinista es ser una fuente de misterio y desconocimiento para los hombres". Tras la reflexión que sigue a toda lectura, comprendo por un momento aquella excusa disfrazada de piropo.
Lo que es contrario a la generalidad asusta. Y luchar contra esa generalidad impuesta es lo que las grandes mujeres han hecho. Con garra y con alma, con pasión desmedida...Así lucho. Atrapada en un país que no cree en sus mujeres y que mitiga cada impulso que parta de nosotras mismas. El poder de los injustos pretende dictaminar y juzgar hasta sobre nuestro bien más íntimo y propio: la maternidad. Un hombre, nuestro gran ministro, que se cree dueño y señor de nuestros cuerpos y nos quiere convertir en clandestinas por el simple hecho de decidir. ¡Hipócrita! que tiemblas cuando te reclaman la libertad y rehuyes la mirada ante un torso desnudo. Tú, con tus remilgos te crees "emperador de los úteros", como Juan José Millás escribió en una ocasión.
En busca de una mujer sumisa, impones unas leyes que nos trasladen treinta años y ni siquiera te hace falta máquina del tiempo. De golpe y porrazo desmoronas siglos de lucha por la igualdad de géneros y creo que no llegas a comprender que en este país 700 hombres han matado a sus parejas en la última década porque se creían con poder para anunciar la vida o la muerte de tantas mujeres. Me pregunto si no se te cae la cara de vergüenza cuando ves que miles de mujeres bonitas luchan en las calles y te exigen que les dejes disfrutar del equilibrio entre los géneros y que puedan dominar sus cuerpos.

Y a ti, a vosotros, que no sois ministros de inJusticia y que negáis de forma rotunda compartir sus modos obsoletos...¿en qué pensáis cuando decís que una mujer es "demasiado"? Lo siento amigo pero te ha tocado lidiar con una generación de mujeres independientes, preparadas, trotamundos, inteligentes y capaces, muy capaces, de hacer que se oigan sus voces. Quizás no lo he repetido suficiente. Ahí va, una vez más: en este contexto que avasalla, la mujer bonita es, más que nunca, la que lucha.


Por estar rodeada de muchas grandes mujeres. Gracias
A abuelita
A mamá
A Lucía
Y a vosotras, luchadoras e independientes. Más bonitas que ninguna

1 comentario:

  1. Eres la más bonita y luchadora, qué orgullosa estoy de tenerte al lado.

    Simplemente genial.

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