28.4.11

Soledad en masa



Se sentía solo. Como un acordeón en un estanque lleno de nenúfares; inmóvil, oxidado, rojo y despreciado por el croar de las ranas. Sin compañía, como la partitura tocada en un piano, a cuatro manos, entre el viento y el crujir del parqué. Parecía una voz rota susurrándole una nana a una cuna que resuena vacía. Solo, sin nada que le hiciese feliz. Sin perfectas bandas sonoras que impulsasen sus pasos hacia una meta indeterminada. En la más repleta soledad, porque nunca nadie se detuvo para mirar sus ojos y piropear lo bonitos que eran.

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