Me contó que los retazos de algún instante que creyó dejar atrás reaparecieron en un tiempo presente. El recuerdo velado de una mirada sobrepasó la barrera que existe entre lo mental y lo real. Así, comprendió que si se deslizase hacia él, incluso podría acariciar sus párpados con las yemas de sus dedos.
Tenía claro que sus miradas se habían cruzado en un ambiente brumoso que venía dado por el humo denso de los cigarrillos de quienes dejaron pasar inadvertido el instante que me describía. Las paredes que envolvían aquel lugar debían contar con un decorado psicodélico que le daba ese toque de utopía al instante que ella apenas se dio cuenta de estar viviendo.
Sólo recordaba su mirada; como si nada más existiese. Curiosamente, la imagen mental que creó de aquella mirada venía envuelta por un tono rojizo. Pensaba que, quizás. esto sea producto de las "mariposas" que le reconcomían el alma en aquel momento o que, simplemente, se tratase de una evocación cinematográfica de cierta película americana.
Se lamentaba de haber infravalorado aquel instante en el momento en el que estaba teniendo lugar. Seguramente anhelaba tanto que ocurriese que sólo había comprendido su "valor" al día siguiente, cuando el amanecer arrojó la luz necesaria a sus pensamientos.
La información asimétrica estaba ocurriendo al mismo tiempo que ella me relataba su experiencia. Esta vez, dicha información había dejado atrás el nivel económico para ir a atracar al mundo sensible. Mientras las palabras salían intermitentemente de su boca, su cabeza vagaba por una habitación dos calles más arriba, donde suponía que ál dormía plácidamente sin concederle ninguna importancia a un instante que, probablemente, no la tuvo.
No podía remediarlo. Una mezcla de alegría y desasosiego la invadía cuando vaticinaba que aún le quedaban por vivir algunos instantes semejantes con la misma persona durante aquella semana. Después, sus teoría amorosas se atrevieron a argumentar que, sin duda, los choques frontales de miradas con otras personas y en otros lugares volverían a ocupar lo absurdo de los domingos.
bonita historia, me resulta muy familiar el contexto en cuanto a "se tratase de una evocación cinematográfica de cierta película americana" :)
ResponderEliminarLaura, espero que algún día comprendamos todos que dejar pasar los momentos es la peor equivocación que podemos tener... Aprovechar las oportunidades es la mejor manera de vivir.
Como siempre, una expresión perfecta.
Te quiero Lau!
Pequeña Laura ya sea para bien o para mal, estamos encadenados a todos y cada uno de los momentos, de los instantes que inundan nuestras vidas. Porque la vida es, en cierto modo, la suma de los momentos que para nosotros han sido importantes.
ResponderEliminarCuando dejas algo atrás, quizás lo mejor es eso, dejarlo pasar; pero también cabe la posibilidad de que debas enfrentarte a ello para que al menos tu conciencia pueda dejarte en paz.
De cualquiera de las maneras...te quiero pequeña Laura.
Por cierto me ha hecho gracia lo d retazos! capu eso es plagio...:p
ResponderEliminar