31.1.16

Prisión era

Suéltala en el filo de la última botella que compartisteis en Lavapiés. Déjala ir lejos, no le aprietes el meñique ni fuerces sus huidas. Solo deshazte de lo que te sobra que, aunque te resulte difícil de creer, es ella. Regálale su vida y devuélvele las ganas que te llevaste la última vez que diste aliento a su nuca.

Entrégale lo que es suyo y no intentes colonizar los desvelos de sus noches. Pártete por la mitad si con ello consigues que ella vuelva a respirar. Arráncale la ropa a otro cuerpo y arrópate en la cama de aquella que siempre estuvo ahí.

Vuelve a escoger y que no sea a ella. Vuelve a pensar y niega en rotundo cualquier ápice de romanticismo. Recoge sus pedazos y reconstruye el puzle que algún día desintegraste. Explota tu ego y deja de quererte.

Sé feliz pero sin ella. Deja de quererla y amamantarla con tus modales. Entrega de vuelta sus maletas y aléjate de su portal. Encuentra sus defectos y deja de admirarlos. Comprueba sus virtudes y hazlas visibles a otros. Deja que se pierda en otras camas y otras barbas y que el olor de su pelo descanse en otra almohada.

Déjala ir...