"Un par de noches y un escalofrío"
Había aniquilación de sentimientos primitivos, ¿muerte y destrucción? Tal vez.
Para el atrezzo, dos elementos indispensables: un libro de Benedetti sobre la mesilla de noche y un post it en la puerta.
El vestuario no era importante. Los dos cuerpos desnudos liquidarían las palabras del guión improvisado.
Las indicaciones para la interpretación no estaban acotadas. Se daba por hecho el instinto de los actores sin nombre. Ella lo quería. Él la deseaba. Sentimientos que superaban la ficción.
No había progresión narrativa lógica. En su lugar, un corte abrupto en lo que parecía el clímax que dejaba sin aliento al ávido espectador.
¿Y ahora qué?
...Condenados a repetir la misma historia en cada representación. Obligados a que los besos no se gastasen y las barbillas no se resintiesen. Él se afeitaba. Ella era dulce.
Dulzura que acechaba insatisfecha, cansada de los amagos de una relación que siempre culminaba en el vértice de una ventanilla.
En la historia no había vacaciones de verano. Sólo noches de invierno y un escalofrío. Y noches y noches....
...y noches
...noches
...no...
...ches.
(El recuerdo de esas noches)