28.5.12

El columpio dual de la esperanza

La paciencia es la peor de las virtudes. Quizás, hasta el mejor de los defectos. La paciencia conlleva la espera infinita de quien es paciente y, por lo tanto, la esperanza vacía de todo sustento.

Espera, esperanza.
Esperanza que espera.
Esperanza no espera.
 Esperanza con espera.
Espera sin esperanza.


¿Por qué esperanza y espera comparten el mismo comienzo?


Me he sentado a esperar en el lado de tu vida que me pertenece. A medio camino entre la boca que susurra y el hombro que despierta tu grandeza. Ahí estoy, columpiándome en el aro que pende de tu oreja como hacía tiempo atrás, justo antes de olvidarte. Desde ahí veo el mundo taciturno y velado que roza el lado derecho de tu rostro. Allí, la frustración ifinita me invade ante el paso del tiempo agresivo que oxida tus maneras al contacto con la piel.

Mantego la esperanza de volver a ver cómo se achinan tus ojos cuando te ries. Me temo que en seis meses la vida habrá dado tantas vueltas que, posiblemente, no deba esperar nada. Con mediocre esperanza te quedaste con el mejor papel de la función. Obviaste la espera de mi risa y ni siquiera necesitaste apelar a la esperanza. El tiempo de espera se hizo demasiado fácil entre tus pálpitos.

Por definición, la espera sin esperanza se hace imposible. Aunque la esperanza debería estar permitida sólo cuando la perspectiva negativa no nos avasalle. Y a mí me avasalla. Confundo la esperanza con la espera infructuosa. Y vuelta a empezar:

Espera, esperanza.
Esperanza que espera.
Esperanza no espera.
Esperanza con espera.
Espera sin esperanza.


¿Por qué esperanza y espera comparten el mismo comienzo?

...

10.5.12

Al otro lado de la complejidad

¡Qué maravilloso poder gritar por dentro y que nuestros ojos no explosionen en encuentros furtivos! Te doy las gracias por aparecer y mantener esa compostura que dice tan poco de nosotros. Te recuerdo. Y te recuerdo también que las fachadas existen más allá de los radiantes bloques de alguna calle de Madrid. Tu fachada y la mía.
 
¡Qué maravilloso que el mecanismo de una biela resulte más complejo que el intento de ser humanos...!